La chef y bióloga merideña Valentina Inglessis recorre un lado pocas veces apreciado del mundo vegetal, su arista espiritual y la manera como 9 productos pueden conectarnos con ella
En nuestro mundo moderno impera la mentalidad de comer rápido y con lo que se tenga a mano. Muchas veces la decisión de qué comer está basada en lo que resulta más fácil y accesible en lugar de lo que realmente deseamos y necesitamos. Es importante que tomemos consciencia de los efectos profundos que la selección de nuestros alimentos tiene a todos los niveles: físico, mental, emocional y espiritual. El cultivo de la intuición a la hora de comer hará de este hecho no solo algo mucho más satisfactorio sino que también constituye una herramienta poderosa en la profundización de un estilo de vida y de cocina holística.
Al aproximarnos al reino vegetal con la intención de cocinar podemos hacerlo de muchas maneras, pero si lo hacemos de manera intuitiva podemos establecer puentes entre nuestro conocimiento natural interno y el conocimiento del mundo externo, permitiéndonos de esa manera conocer mejor nuestras necesidades y escoger con intención los vegetales que nutran nuestro cuerpo, nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestro estado espiritual. Cada día somos distintos, cada día nuestras condiciones son diferentes, si honramos la intuición ante nuestros alimentos, nuevas vías de comunicación se abrirán ante ellos.
A continuación pondré nueve ejemplos de aproximaciones intuitivas al reino vegetal.
Manzana. Sabiduría es la palabra para esta fruta. Sabiduría la que va más allá del bien y del mal, haciendo honor a cada experiencia sin hacer juicios. La manzana nos invita a detenernos antes de actuar cuando nos encontremos ante las mismas viejas situaciones y a que escuchemos nuestra voz interior, la cual inevitablemente es sabia.
Cambur. Se reproduce sin polinización externa. Podríamos decir que es un modelo de autosuficiencia y por lo tanto representa la independencia. La independencia es una cualidad que encarna perfectamente el cambur significando autosuficiencia, autoestima elevada, empoderamiento.
Coco. Representa la nutrición. El contenido interior del coco es tan nutritivo que evidentemente solo una divinidad pudo crearlo. Provee de refugio, alimento y nutrición a muchas personas del trópico. La verdadera nutrición trae una profunda sensación de satisfacción. El coco nos invita a nutrirnos no solo desde el punto de vista del alimento, nos invita a nutrirnos de un buen sueño reparador, de una buena lectura, de una buena conversación, del disfrute de una puesta del sol.
Uva. Nos invita a reír y gozar. Disfrutar y remover las limitaciones que el exceso de seriedad nos pueden traer. Representan el juego, el espíritu de travesura, LA ALEGRIA. Nos invita a tomarnos un sorbo del vino de la existencia, reír, cantar, danzar, jugar para el placer de nuestro corazón y del disfrute de la fiesta de la vida.
Limón. Bien es conocido el refrán “si del cielo te caen limones aprende a preparar limonada”. El limón es el representante en la tierra de la toma de decisiones, de aprender a resolver. Su sabor ácido realmente nos despierta y alerta, nos ayuda a “cortar” todo lo que sean ilusiones y a iluminarnos en lo que es real. Cuando estés indeciso, literalmente, chúpate un limón.
Maíz. Es la espiga, símbolo de la creación. Símbolo sagrado en la América precolombina, madre y padre de la creación del mundo. El maíz nos ayuda a salirnos de la monotonía y a sumergirnos en la energía de la creatividad mientras escribimos, pintamos, cocinamos, educamos. Nos dice: ¡crea, crea, crea!.
Avena. Cereal poco valorado, que en algunos países se usa para alimentar caballos, pero en otros han sido el sustento de las personas durante cientos de años. Con su calor y de tierra, la avena representa la generosidad y nos recuerda que es la virtud de abrirnos libremente a ofrecernos sin ataduras egoístas y sin expectativas de recibir algo a cambio, genuinamente preocupados por el otro. Si te provoca mucho comer avena, posiblemente está es un momento de DAR. La verdadera generosidad es una conexión llena de significado con la unidad de todo y de todos.
Almendras. Cuenta una leyenda Marroquí que la princesa Jasmina se transformó en un almendro luego que su amor muriera en una batalla. Como signo de su lealtad el árbol florea cada año en el aniversario de su muerte. Así pues esta semilla es la representante de la lealtad. Esa lealtad del cielo con el hombre que le compromete a perseguir sus mejores dones y ser fiel a sus propios ideales. Comer almendras nos ayuda a entrar en esa lealtad natural que surge cuando nuestra mente, corazón y espíritu están alineados.
Garbanzos y frijoles. ¿Qué necesitamos para poder comer unos garbanzos o unos frijoles? Pues ablandarlos y suavizarlos. Previo remojo y buena cocción. El ablandamiento libera rigideces y rompe los bloqueos internos. Abre el corazón y lo hace más abierto. Cuando estemos obstinados en algún punto de vista y con rigidez defendemos alguna creencia, quizás es el momento de tomar la lección de estas legumbres.