En ocasiones pasamos por alto sus matices más particulares por tratarse de un vino clásico, pero estas son algunas tendencias que vale tener en cuenta para disfrutar estos vinos maravillosos

Se potencia con las mezclas. Por supuesto que es algo que ya se sabe desde hace mucho tiempo en Burdeos donde se combina con variedades como Cabernet Franc, Merlot, Petit Verdot y Carmenère pero aparte de estos cortes tradicionales los blends con syrah en Australia y con malbec en Argentina ofrecen vinos complejos y sorprendentes.

California y Chile siguen ganando en personalidad. En áreas como el Alto Maipo la combinación de fruta y menta o en Napa la fuerza de los taninos, la densidad y las notas de vainilla de la madera, estos dos países tienen cabernet con personalidad y peso específico que han creado su propia tradición.

Las apuestas de Australia y Argentina han dado resultados. Chocolate, menta y mucha fruta en Coonawarra o Clare Valley y la diversidad que da la variedad en los diferentes terroir argentinos hacen de sus cabernet sauvignon vinos diferentes y dignos de probar.

España y Turquía comienzan a sorprender. Complejidad y una buena relación calidad precio en general  son características que destacan en los cabernet de estos países que no suelen ser asociados con esta variedad pero que comienzan a pisar fuerte.