Aunque es parte fundamental de nuestra tradición y lo disfrutamos con entusiasmo, el plato navideño venezolano es bastante mestizo y aquí unas breves curiosidades
El único venezolano. Es el pan de jamón y, en particular, caraqueño. Creado como una forma de aprovechar retazos de jamón planchado en una panadería del centro histórico de Caracas, la investigación de Miro Popic muestra que ése fue el surgimiento de este sabroso componente del plato.
La heredera. La ensalada de gallina es a todas luces descendiente de la «ensaladilla» española pero no se sabe a ciencia cierta desde cuándo se le agregó la carne de ave que tiene en su forma actual.
La más mestiza. Sin duda la hallaca: desde las teorías que valoran preparaciones similares de la época prehispánica a la evidente impronta de los productos europeos como el vino, las aceitunas y las alcaparras entre otros; entre debates si se trata de una exclusiva preparación o el producto de un accidente al tratar de reciclar sobras de las provisiones de los barcos de los conquistadores, la nacionalidad de la hallaca es venezolana pero de variada ascendencia.
La importada. Desde las islas británicas al Caribe inglés y de allí a nuestras costas, la torta negra, uno de los postres más importantes de la temporada, es apenas una adaptación vía el uso de productos locales de un postre que por su cálido especiado está pensado para disfrutar en los inviernos que aquí no padecemos.