Así como los cocineros dejan su legado en sus recetarios y en el paladar de sus comensales, los artesanos gastronómicos son capaces de sobrevivir en sus creaciones, por eso, al enterarnos de la desaparición de José María Padial, decidimos recordar por qué vale la pena comprar sus quesos
No. 1 Estilo propio. Los quesos de José María Padial y Eva Guerón se caracterizan por tener un fuerte olor, intenso sabor y con una textura cremosa al paladar. Todavía recordamos nuestro primer encuentro con ellos, cuando Eva y José María en un mesón de la zona de artesanos del Salón Internacional de Gastronomía 2009. Ante nuestra duda de comprarlos, José María no dudó en ofrecer una y otra vez sus diversas variedades con distintas maduraciones mientras explicaba lo que la paciencia podía lograr con sus quesos hasta que nos convenció de llevarnos un par y todavía podemos recordar cómo acondicionamos una caja de zapatos según sus instrucciones para madurar uno de esos quesos que con el paso del tiempo se convirtieron en muchas ocasiones de disfrute.
No. 2 Consistencia. Durante estos 7 años conociéndolos, no recordamos ninguna experiencia negativa con sus quesos. De hecho, en una reciente degustación en D.O.C. Restaurante pudimos reencontrarnos con su queso Estrella y volver a sorprendernos con su sabio uso de la ceniza que sirve simplemente como contrapunto a la acidez del queso sin ser demasiado invasiva.
No. 3 Variedades. Desde el carácter directo del queso fresco a la complejidad de sus quesos estelares como el Cedral, Tepuy, Estrella o el Tronco de ceniza, los quesos artesanales de Turgua ofrecen un placer amplio, perfecto para abrir los sentidos y descubrir el mundo del queso con aromas, sabores y texturas memorables. Recordamos cómo en algunos eventos las personas sabían exactamente donde se encontraba el stand de los quesos de Turgua por el intenso aroma.
No. 4 Arraigo venezolano. Los últimos años de José María Padial estuvieron marcado por diversas vicisitudes. Desde problemas de salud a ser víctima de la inseguridad y del complicado acceso vial a Turgua que podía dejarlo casi aislado. Sin embargo, hasta el final esa forma de querer al país que era elaborar sus quesos lo mantuvo presente en esos lugares como Mandame Blac, Atar, Guardaviñas o Automercado La Muralla donde su legión de seguidores siempre creciente podía ir en busca de una nueva joya, esos seguidores que lo descubrieron gracias a un amigo o en eventos como el Salón Internacional de Gastronomía o el MercaDOC y que se sentían orgullosos de ese hallazgo y de ser sus cómplices en ese mundo particular que creó con sus productos.