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5 breves notas para despedir a Steven Spurrier


Nuestro homenaje a Steven Spurrier respetado comunicador del vino

El vino que no llegó. Leo que los últimos años Spurrier los dedicó a un viñedo en Inglaterra para producir vinos espumosos de calidad como han hecho varias casas de champagne. Hasta el final buscando derribar prejuicios.

California como símbolo. Porque el inicio de la celebridad de Spurrier comenzó con el llamado Concurso de París cuando organizó una cata a ciegas de vinos clásicos franceses junto a vinos californianos, con los plebeyos estadounidenses obteniendo las primeras posiciones pero como luego lo demostró Eduardo Chadwick el bodeguero chileno, quien ha repetido la experiencia con sus iconos como Seña, California fue solo un símbolo.

El prejuicio más grande. Porque incluso después de la mitad del siglo XX simplemente no podía existir mejores vinos que los franceses era impensable, era inconcebible, y menos si era fuera de Europa (de hecho solo un periodista decidió asistir al evento en París) pero Spurrier nos recordó algo fundamental en la gastronomía: las discusiones terminan en la degustación, en lo que nos dice el paladar.

La liberación. El resultado del Concurso de París nos liberó a las siguientes generaciones para probar todos los vinos y dejarnos asombrar por ellos, nos permitió buscar los orígenes y respetarlos en sus propios términos.

El legado. Por eso es que, valga el lugar común, despedimos a Steven Spurrier pero su legado sigue firma cada vez que descorchamos con curiosidad sincera y con la esperanza de que el mejor vino que habremos probado está por descorchar.

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