Junto con la percepción de aquello que nos transmite el producto (bebida o alimento) de forma inmediata a través de los sentidos, aquí te contamos algunos elementos adicionales que son indispensables para realmente disfrutar lo que probamos
Memoria sensorial. Que, cabe acotar, suele ser una memoria sensorial ejercitada. El catador no identifica aromas, sabores y texturas en un «vacío» sino que los contrasta con impresiones que ya tiene registradas previamente.
Información sobre el origen del producto. No es lo mismo un vino espumoso elaborado con el método tradicional que un champagne, un destilado de caña que uno de la DOC Ron de Venezuela, un queso azul que un Roquefort. El origen ofrece al catador un conjunto de coordenadas que orienta la evaluación de las cualidades y la pone en perspectiva.
Información sobre el método de elaboración. Puede o no estar relacionada con el origen (por ejemplo, los vinos de Oporto generalmente son fortificados según la tradición local mientras que en Rioja hay vinos jóvenes y de distinto tiempo de maduración en botella) pero marca también las expectativas que podemos tener y como el producto las satisface o no.
Imaginación. PNo se trata de una simple ensoñación sino de la capacidad de proyectar las características de un producto en el futuro con base a la experiencia propia, al desarrollo de los mismos productos de una región y de la sensibilidad del catador. Cuando se degusta un vino y uno se atreve a pronosticar cuánto tiempo tardará en madurar completamente y cuánto tiempo más en comenzar su declive hay de por medio un ejercicio de imaginación que tiene un margen de error.
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