Aunque no debería haber demasiada complicación al confundir uno por otro, siempre es mejor, para evitar herir susceptibilidad y a la vez hablar con propiedad distinguir entre estos cuatro profesionales del mundo del vino
Enólogo. Es quien hace los vinos. Generalmente con estudios técnicos, de licenciatura o superiores en química, es quien toma las decisiones en la cadena de eventos que van del prensado de la uva para obtener el mosto hasta el embotellado. Habitualmente, los mejores unen al conocimiento técnico y científico una sensibilidad especial para poder hacer vinos únicos.
Catador. podríamos agregar profesional si quisiéramos privilegiar a los que reciben una remuneración por este ejercicio. Como su nombre lo indica son personas, generalmente de diversos caminos de la vida, que se han entrenado con una mezcla de talento natural y alguna formación académica o autodidacta, para identificar las características de los vinos. Por alguna razón hay personas que llaman «enólogos» a los catadores. Un catador puede o no dejar registro escrito de sus experiencias.
Sommelier. Especialista en el servicio del vino, destilados e incluso habanos. Dependiendo de su perfil y formación podría tener incidencia en las labores administrativas relacionadas con el diseño del portafolio de vinos, fijación de precios y estrategias de comunicación y mercadeo en restaurantes, bodegas e importadoras de vinos.
Comunicador del vino. Generalmente comunicador gastronómico, que se concentra en el vino y otras bebidas. Su conocimiento básico es en las técnicas de transmitir de cada vino no sólo sus características organolépticas sino ponerlo en contexto a través de reseñas, críticas o entrevistas con enólogos y representantes de bodegas. Su trabajo intenta ser informativo e interpretativo.
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