Este venerado chardonnay de la Borgoña ha sufrido algunos cambios y aquí te contamos cuáles son los más reconocibles

No tan minerales. Tal vez uno de los principales cambios sea en la frescura de la fruta que los hace más voluptuosos que minerales: allí está todavía el toque salado y esa sensación que recuerda el tacto de las piedras de río en los mejores ejemplares pero compite con la fruta.

Calentamiento global. En los últimos años, cosechas como 2016, 2018 y 2019 han estado marcadas por altas temperatrua y su efecto se siente al punto que puede descolocar al amante de la versión clásica de estos vinos. Sin embargo, en cosechas normales, se siente el alma a la que estamos acostumbrados.

Elaboración. La crianza sobre lías, la fermentación en madera o la crianza en huevos de concreto que han adoptado varios productores han estilizado los vinos y les han dado un carácter diferente que vale la pena probar.