El 25 de febrero se celebró el Día Nacional del Cocuy y es un momento perfecto para reencontrarnos con este destilado

Prejuicios. Difícilmente un producto venezolano sea tan víctima de prejuicios como el cocuy: una producción hasta hace poco clandestina y muchas veces muy mal desarrollada ha dañado de forma importante el prestigio de una bebida que deberíamos conocer y apreciar.

El disfrute. Lo bueno es que en gastronomía el prejuicio puede superarse probando. Desde las marcas con denominación de origen cocuy pecayero a otros productores de Lara y Falcón, el cocuy ofrece hoy productos de calidad que simplemente requieren de un entusiasta que los deguste.

En sus propios términos. Hay que olvidarnos de las comparaciones al probar el cocuy. No puede parecerse a un ron o un whisky ni por materia prima ni por elaboración. Pero si nos centramos en sus notas vegetales y en ese ahumado único que le brinda la cocción en hornos debajo de la tierra vamos a descubrir sensaciones únicas.

La apreciación directa.También hay que dar al cocuy la oportunidad de disfrutarlo solo, olvidar la mezcla, la coctelería. Servido muy frío o en las rocas suele ser una sorpresa agradable para quien los prueba.

Las armonías. hay que jugar con su perfil de sabores y aventurarse a probar algunos bocados. Los pescados y algunas carnes ahumadas suelen combinar bien, siempre queda el chocolate y la adición de una porción de cocuy a algunas preparaciones como salsas. Hay que ampliar los registros en los que lo disfrutamos.