Nuestro editor, Jesús Nieves Montero, repasa los cinco elementos que entran en juego durante una cata en la apertura de esta serie de notas que busca explorar la anatomía de estas actividades
No. 1 El producto. En buena medida la actividad gira en torno a él. Hay que respetarlo y conocerlo por sencillo que parezca. Si es el caso, hay que entender el arraigo con su lugar de procedencia o con el lugar donde se originó la forma de elaborarlo.
No. 2 La audiencia. ¿Son conocedores? ¿Meros curiosos? Muchas veces esto no se conoce antes de comenzar la actividad por lo que hay dos caminos: o se lanzan algunas preguntas sencillas para determinarlo o simplemente se procede hablando para una audiencia con un conocimiento promedio: sin explicar lo obvio pero deteniéndose en algunos detalles sólo conocidos para los entendidos.
No. 3 El incrédulo. La experiencia nos dice que en cada cata hay un incrédulo. Puede que descrea de la utilidad de una cata en general, del producto que se está probando o de quien la está impartiendo. Siempre es interesante detectarlo, mantener contacto frecuente con la mirada y usarlo como termómetro de que la actividad va bien (o no).
No. 4 El tiempo. No importa lo interesante del producto ni lo ameno de quien dirija la cata, los tiempos de atención cada vez son menores y es mejor tomar esto en cuenta. Lo importante es haber considerado esta variable al momento de determinar el número de productos a probar, mientras más productos, más tiempo. Entre 30 y 45 minutos es un buen tiempo para una cata.
No. 5 El cierre. Es responsabilidad de los organizadores y de quien imparta la cata que haya un gesto de cierre de la actividad ya que si bien puede que algunos entusiastas continúen formulando preguntas o compartiendo anécdotas estos requerimientos se pueden atender de manera particular tras el cierre formal de la actividad.
[…] haber asistido a algunas degustaciones y haber dirigido hace un par de días nuestra primera experiencia virtual, compartimos algunas notas […]