Nuestra colaboradora Daniela Carrascal presenta esta deliciosa receta en la que el placer comienza con los aromas exóticos de la piña asada y la sarrapia. Postre, merienda o el toque para un brunch exquisito, se trata de un plato versátil La versatilidad conservadora de las crepes siempre me ha parecido atractiva, son sensibles al sabor que las acompaña pero aun así mantiene intacta su personalidad clásica y elegante. Estas nacieron una tarde gris, con antojo dulce y algo de tiempo. Había traído sarrapia de Puerto Ordaz y pensé que la mezcla sería interesante. (La sarrapia es la vainilla venezolana aunque es más famlia de la nuez moscada. Su uso excesivo es tóxico pero en cantidades adecuadas aromatiza maravillosamente).
Ingredientes
150 gramos de harina todo uso
250 ml de leche
5 gramos de azúcar
3 huevos
Una pizca de sal Sarrapia rallada (puede usar vainilla)
1/2 piña
Clavos de olor
Agua
Papelón rallado
Canela en polvo
Preparación
Tamizar la harina y en un bol mezclar con la leche, los huevos, la sal, el azúcar la sarrapia rallada o en su defecto la vainilla. Debe quedar una mezcla cremosa y sin grumos. Retirar y dejar reposar. Si desea crepes más densas, deje en la nevera por 30 minutos.
Poner una sartén antiadherente a calentar, luego frotar un poco de mantequilla y verter la mezcla con un cucharón, no se debe poner mucha mezcla para la crepe no quede gruesa. Cuando burbujee la masa y se vea que toma color, hay que voltearla con cuidado para que no se rompa y dejar dorar por el otro lado. Pelar y picar la piña en rodajas, especiar con canela y colocar a asar en una plancha caliente. Dejar hasta que esté marcada suavemente por la parrilla.
En una sartén aparte, hacer un caramelo con el papelón y los clavos de olor, introducir la piña previamente picada en cubos. Dejar caramelizar y sacar. Colocar las piñas caramelizadas en un lateral de la crepe y envolver creando un tubo, verter un poco del caramelo sobre el plato a modo de decoración. (vía Postales gourmet/narraciones gastronómicas)