Revisamos estos aprendizajes que nuestro editor Jesús Nieves Montero rastrea directamente a su entusiasmo por el vino

Sobre el valor y el precio. Decía Wilde que hay cosas que saben el precio de todo y el valor de nada y esa ha sido una reflexión permanente a partir del vino: es estupendo ir dejando en un lugar secundario el precio de las cosas y concentrarnos en su valor.

El gusto es bastante más secundario de lo que parece. Sobre todo al momento de pretender evaluar algo. Las cosas tienen un valor intrínseco y ése es el que hay que identificar y valorar. Luego,. El me gusta o no me gusta simplemente añade una perspectiva personal.

Las opiniones no necesitan ser generalizables para tener valor… Y menos mal porque no pueden generalizarse. El mejor vino o el mejor libro son los que a ti más te gustan son afirmaciones que tienen dos vertientes. Una es la romántica de la opinión: si sirve para ti, es perfecto para ti, date por bien servido. Pero eso no quiere decir que se trata de «el mejor» libro o vino solo «el mejor para ti» y eso hay que digerirlo.

Hay cosas en la vida que no admiten prisas. Basta estudiar un poco el ciclo vegetativo de la vid para entender esto. Luego solo hay que recordarlo en momentos clave.

Incluso en medio de las situaciones más complicadas puede surgir belleza. Me lo han recordado con contundencia los vinos cosecha 2020 que he estado probando desde finales del año pasado.

No es lo que se consume sino cómo se consume. Ese principio de análisis cultural aplica en el vino y en muchas situaciones: no es cuestión de un consumo de lujo y derroche

La memoria sensible organizada es muy poderosa. Mucho más que las impresiones vagas. Si se puede llevar un diario mejor.