La chef y bióloga merideña Valentina Inglessis nos regala esta breve reflexión acerca del lado más espiritual de la gastronomía
La cocina es uno de los quehaceres más espirituales del hombre. Nos conecta con el origen. Con la tierra, con el agua con el fuego…
Por eso prefiero la palabra cocina que gastronomía, aunque lo primero que recuerdo con ésta última es que viene del griego gastro, que es estómago. Una entraña. Una entraña VACÍA.
Pero, ¿cuál es el sentido de ese vacío? Es allí donde comienza el comer. El estómago vacío recibe lo que el cielo disponga, para en su laboratorio alquímico transformar y distribuir cada componente, lo que debe permanecer con nosotros, lo que debe dejar nuestro cuerpo.
Y, entonces, ¿por qué tenemos que comer? ¿Te lo has preguntado alguna vez?
Tanto como una necesidad inevitable, comer es acto de un alto grado espiritual.
Es imprescindible que comamos. No importa si bien o mal. Si mucho o poco.
En cualquier caso, cada vez que comemos, una campana suena en nosotros, en ese templo que somos.
Cada vez que comemos el ánima o espiritu del alimento penetra en nuestro cuerpo, para diversificar nuestra propia existencia. Cada vez que nos reconocemos en un sabor, en un aroma, en una textura, hay genética, fisiología y memoria.
Es así. Recuerda el proverbio zen. «Si entiendes, las cosas son así. Si no entiendes, las cosas son así.» Así cocinamos, así comemos.
MUY DELICIOSO PUNTE DE VISTA DE LA CHEF. GRACIAS POR COMPARTIR.
ABRAZOS
sorprendente! no había imaginado este lado espiritual del comer…