El correcto disfrute de este destilado depende también del disfrute pelno de sus características

No. 1 Color. En primer lugar y para apreciar el color del brandy debemos verter en la copa una cantidad suficiente para poder observar la intensidad de color a través del cristal. El matiz lo encontraremos en el borde del líquido inclinando la copa y mirando por su boca. Este matiz podrá ser ámbar, atejado u ocre, según la vejez.

No. 2 Aroma. También debemos contener nuestro impulso de agitar la copa antes de llevarla a la nariz. El gran poder aromático del brandy potenciado además por su graduación alcohólica, no hace necesario este meneo. Basta acercar la nariz al borde de la copa para sentir la gran cantidad de sensaciones que proyectan los compustos volátiles de la destilación del vino, la vainilla y los matices torrefactados o dulcificados de una manera estigmatizada por el vino de Jerez y, por último, el tiempo de vejez, capaz de armonizar todos estos rasgos. No es necesario escarbar las entrañas de la copa agitando el brandy.

No. 3 Sabor. Por último y no por ello menos importante, debemos beber a pequeños sorbos. Es una solución para frenar no sólo la espiritualidad del brandy diluyendo el alcohol en la humedad de la boca, sino también para apreciar todos sus matices. (vía Andalucía información)