Estas son algunas ideas que podría ser capaces de potenciar tu experiencia de viaje

No. 1 Check-in 24 horas. En un mundo non stop donde todo funciona 24 horas, ha dejado de tener sentido el check in y el check out a eso del mediodía, una costumbre que data del 1800. Porque no hay nada más triste que llegar a una ciudad a las seis de la mañana y esperar hasta la una a que te abran tu habitación.

No. 2 Implementar el enchufe universal. Me niego a cargar con el adaptador europeo, británico, estadounidense o el indio. El acceso a la electricidad del pasajero frecuente pasa por acarrear tanto artilugio que me pregunto cómo es posible que los hoteles aún no se hayan puesto de acuerdo para aliviar nuestros trolleys de tan pesada carga. Sólo hace falta un tablero universal de enchufes. Por favor.

No. 3 Traer la cuenta a tiempo. Con el postre o con el café, pero traiganla para que podamos irnos cuando queramos. Sin esperar a que el camarero de turno, ocupadísimo en servir a otros, nos escuche gritar a pleno pulmón: ¡La cueeeeeentaaaaaa!

No. 4 Sean generosos con los upgrades. Son como el Yeti: mucha gente habla de él, pero nadie lo ha visto. Y no dice nada bueno de las aerolíneas y los hoteles que les cueste tanto mostrar su generosidad. Al fin y al cabo, ¿qué mejor publicidad que un cliente satisfecho? ¿Por qué dejar buenas habitaciones o muchos asientos de primera vacíos cuando algún pasajero puede llevarse una buena experiencia de la que hablar?

No. 5 Practiquen el silencio. Realmente no hace falta recordarnos una y otra vez que tomemos nuestros personal belongings, ya sabemos que los tenemos que tomar. También resulta ya un poco obvia la prohibición de fumar. ¿Y qué tal si tampoco nos enteramos del estado de rampas y demás instrucciones del capitán durante el vuelo? En estos tiempos ruidosos, el silencio brilla más que el propio oro.

No. 6 No al carrito (en vuelos cortos). Son un incordio, ya sea el de las bebidas o el de la tienda a bordo. Sólo sirven para molestar a los pasajeros del pasillo, que deben resguardar sus rodillas y codos para no ser atropellados cuando pasa. ¿Por qué no vender los snacks y bebidas en la puerta de embarque? Sería más cómodo y fácil para todos.

No. 7 Conexión a bordo. Si la ciencia es capaz de poner a volar a un armatoste de 300 toneladas, no debe ser tan difícil que los pasajeros podamos conectarnos tranquilamente con nuestras tablets y smartphones durante el vuelo. ¡Estamos en el siglo XXI! (vía Nomadistas)