Te recomendamos algunas opciones para que puedas disfrutar los platos típicos de la temporada
Andeluna Chardonnay 1300. Es increíble lo que un breve paso por madera de unos cuatro meses, junto con el terroir del Valle de Uco puede hacer por la chardonnay. Este es un vino de buen cuerpo, que acompaña las notas de manzana amarilla, algunos toques de vainilla y algo de pan brioche sin dejar del lado su correcta acidez. Pienso en el pastel de chucho con este vino.
Santa Julia Torrontés. Cascos de parchita con té jazmín, confitura de naranja y flor de azahar, algo de pimienta blanca y un cuerpo no tan ligero en un vino que nos recuerda que la torrontés no es sólo patrimonio del norte de Argentina sino que en Mendoza también hay buenos ejemplares. Buena opción para los tostones con ensalada rallada.
Vinessens Moscatel de Alejandria Salicornio. Minteral y misterioso, éste es un blanco para el que vale la pena tomar un tiempo al disfrutarlo. Una experiencia en sí mismo, apenas frutos del mar rebozados con su salsa tártara como picada esporádica son buena opción para no interrumpir el trabajo de descifrar lo que está en copa.
Mar de Frades Albariño. La brisa salina de la costa gallega y una acidez amable es la base de este vino honesto que nos recuerda paisajes y momentos. De esos descorches que siempre piden al menos dos botellas, es compañía perfecta para el pescado entero frito.