El creador de la respetada Guía Peñín comparte algunas de sus ideas sobre el vino en la actualidad
Maridaje en menús degustación. «Estoy totalmente en contra de esa costumbre. Para empezar porque los menús de 12, 13 o 14 pases te mantienen las papilas muy ocupadas como para encima tener que aportar mayor confusión cambiando el vino para cada plato. Creo que, en ese caso, tres o cuatro vinos es ya suficiente. Lo demás resulta un mareo del cual al final no recuerdas nada, ni la comida ni el vino.»
Los vinos que debemos recomendar. «Yo creo que para animar a que la gente consuma vino, hay que señalar esos vinos, buenos, bonitos y baratos. Porque el que paga 1,50 euros por una botella también está dispuesto a pagar 3 e incluso 4 euros y allí el mercado es mucho más amplio y todos salimos más conformes.»
El vino en lata. «No creo [que se imponga]. Al menos en Europa, no percibo que algún día que llegue a ser popular. En Estados Unidos sí, porque la lata forma parte de su cultura.»
Los vinos naturales. «El vino no es como la cocina. Si los vinos tecnológicos se parecen demasiado por una excesiva adición de elementos ajenos, como son las levaduras seleccionadas y los tostados del roble nuevo, en el vino natural, sin sulfuroso añadido, los procesos oxidativos descontrolados y las levaduras salvajes, imponiéndose sobre otras y marcando los sabores terrosos, hacen que al final muchos vinos se parezcan entre sí, cualquiera sea su origen. Por eso, al final da igual que el vino sea un tempranillo de La Mancha o una garnacha del Empordà. ¡Al final, lo más natural es el mosto, y luego, el vinagre!» (con información de Expansión)