Ya te contamos siete cosas que es mejor no decir cuando eres venezolano en relación con la gastronomía pero de éstas también te tienes que cuidar

La Polar Pilsen es una cerveza aguada. Si te atreves a atacar la cerveza del oso debes correr con las consecuencias y de verdad que no importan los argumentos técnicos ni organolépticos, para el venezolano su tercio de Polar será la mejor cerveza del mundo.

La canilla es una baguette industrializada. Más allá del hecho objetivo de la diferencia de ingredientes y forma de preparación, es difícil que un venezolano permita hablar mal de un tipo de pan que asocia con esa sensación maravillosa del olor de lo recién horneado y que lo ha acompañado en desayunos, cenas y meriendas. Comparar la canilla con la baguette es mala idea por dónde se le vea.

Ya basta del tequeño en todas las fiestas. Esta debería ser causal de revocación de la nacionalidad de manera inmediata. El venezolano no sólo disfruta su tequeño en las fiestas sino que es un símbolo de celebración en sí mismo. Simplemente no puede faltar.

El whisky es mejor puro o con un splash de agua. Simplemente piensa que en la cúspide del consumo de whisky, los maestros mezcladores y embajadores de marca, impotentes ante la obsesión del venezolano por mezclar su scotch con agua de coco, sodas o cuanto líquido se le atraviese, sólo alcanzaron a decirnos: el whisky se disfruta mejor como a usted le guste tomarlo. Dar clases de la distorsión de esas mezclas es perder el tiempo.