Estas son algunas ideas que los especialistas en vino llevan años tratando de convencernos de que son ciertas pero no lo son

El riesling y el jerez están a punto de convertirse en favoritos de la gente. Nadie puede dudar de la calidad de un riesling alemán y de la diversidad magnífica del jerez (incluso con sus vinos tranquilos más recientes) pero lo cierto es que pasan los años y siguen siendo una selección de especialistas y geeks del vino. Se han hecho catas, promociones, seminarios, encuentros pero la masificación no llega y probablemente nunca lo hará.

El exceso de roble es cosa del pasado. Tal vez lo que hoy tienen es menos publicidad las agresivas crianzas de roble nuevo de blancos y tintos pero no sólo se siguen realizando sino que tienen su público. Los chardonnay que recuerdan a la mantequilla y los tintos con notas intensas de chocolate indistintamente de su lugar de origen son buscados por los consumidores con gusto.

El futuro nos depara vinos con bajo nivel de alcohol. Algunos vinos muy bien elaborados, muy elegantes, nos han hecho pensar que el bajo alcohol es clave en el futuro del vino. Sin embargo, tanto el calentamiento global y las maduraciones a tope de la uva, así como un público entusiasta que busca esa potencia adicional siguen garantizando que después de los 14 grados para una buen número de amantes del vino es cuando comienza el placer.