Eloina Conde ofrece su homenaje a las madres a partir de los sabores que disfruta en su cocina con un plato de sazón versátil y gusto bastante interesante: el arroz

Yo nunca he tenido buena memoria para los dichos o refranes, es como si ese fragmento de mi cerebro estuviera ya lleno con información de variada índole o estuviese codificado en contra de ellos y de mi voluntad de aprenderlos, no importa el método simplemente no se me dan, pero hay uno que logró burlar cada paso de ese intrincado sistema de seguridad y es justo el tan usado como piropo e indicador de quien tiene el control o la última palabra en temas importantes, pero ¿cómo no? Si está involucrado un sabor tan característico y que hace de mi mamá una Reina.

Si pienso en una comida deliciosa, que mi mamá preparaba y sigue preparando por distintas razones y distintos motivos, que van desde ser un almuerzo de miércoles cualquiera y el restante perfecto para completar el de jueves o ser parte de la cena de algún día especial o celebración familiar, para compartir o que ha sido junto con su célebre ensalada de gallina la opción clara de aporte a alguna cena grupal o hasta la selección obvia para el compartir de fin de año en la escuela de mi hermano y yo, casi de inmediato recuerdo el arroz con pollo, que en realidad no tiene una receta fija sino más bien ingredientes posibles y que según disponibilidad y presupuesto se van ajustando al día, eso sí hay unos más allá de los evidentes, que no pueden faltar y son cebolla, ajo y ají dulce, en cantidad abundante y con los colores más variados posibles.

Hay algo casi mágico con el arroz con pollo que prepara mi mamá y es que no sólo le queda divino siempre y podría reconocerlo entre cientos de arroces preparados de la misma forma – bueno, eso quiero pensar- sino que es aglutinador de historias familiares, de recuerdos, de sonrisas, de esos momentos que te cortan la respiración y por los que vale la pena estar vivos y seguir creyendo y construyendo esa vida para compartirla y más en días como hoy que hay tantos motivos para celebrar.

Mi mamá no es la mejor de mundo y antes de que me juzguen, les explico: no creo que mi mamá sea perfecta y eso la hace mucho más humana, no creo que siempre tenga la razón y eso la hace más sabia, tampoco creo que siempre haya tomado la mejor decisión pero ¿acaso hay alguien que haya acertado siempre?, pero es mía, y es perfecta para mí y no la cambiaría por ninguna, sus razones son válidas porque su amor es infinito y no me importa que se equivoque mil veces, simplemente es ella, la Reina del Arroz con pollo de mi casa, de mi vida y de mi corazón.

¡Feliz día de las madres, mamá!