La playa puede ser un verdadero placer con toda la familia y con estas recomendaciones los pequeños de la casa la disfrutarán al máximo y sin peligros

No. 1 Elegir una buena playa para ir con los niños. Antes de ir a la playa con niños conviene informarse y conocer las características principales de la misma. Hay que saber si cuenta con las medidas de seguridad adecuadas, como socorrista acreditado y señalización (el clásico semáforo de playa), así como preparación para atender cualquier emergencia (como un puesto de socorro). También es conveniente conocer características como la profundidad, la presencia de corrientes o zonas peligrosas o la amplitud y fuerza de las mareas.

No. 2 Proteger a los niños del sol en la playa. El sol en la playa puede resultar muy fuerte, sobre todo porque la reflexión de los rayos solares crece un 25% debido a la arena. Por ello, en la medida de lo posible, conviene evitar la exposición directa de los niños al sol, especialmente en las horas de mayor intensidad, que son entre las 12:00 y las 16:00. Una buena estrategia consiste en no prolongar la estancia de los niños en la playa más de dos horas. Se puede bajar a la playa temprano, y volver a casa a medio día, para comer y descansar. Por la tarde, transcurrido el tiempo necesario tras la comida (entre dos y tres horas) y una vez que la intensidad solar ha bajado, se puede volver a disfrutar de la arena y el mar. No hay que fiarse de los días nublados, ya que las nubes sólo filtran un 10% de la radiación solar. Por ello, aunque el cielo esté cubierto, se deben adoptar las mismas medidas de protección frente al sol que en un día despejado. Lo mejor es realizar una exposición gradual al sol, tanto niños como adultos, siempre en las horas menos calurosas de la jornada. Diez minutos en primer día, veinte el segundo y así hasta treinta minutos, permitirán disfrutar de todos los beneficios del sol sin dañar la piel.

No. 3 Elegir un buen protector solar para los niños. Por regla general, los niños no deberían usar menos de un factor de protección 25-30, especialmente en el caso de niños pequeños o de piel muy blanca, y deben elegirse productos que ofrezcan protección frente a los rayos solares UVA y UVB. Hay que aplicar el protector al menos 30 minutos antes de iniciar la exposición al sol, y repetir la aplicación tantas veces como sea necesario y después de cada baño, aunque el producto indique que es resistente al agua. Debe extenderse el protector a conciencia por todo el cuerpo, especialmente sobre las partes más sensibles, como cara, orejas, cuello, nuca y hombros, evitando el contacto del producto con los ojos. El gorro y las gafas de sol también protegen de la radiación solar
Es conveniente que los niños usen gorro y gafas de sol mientras estén jugando fuera del agua. El uso de gafas de sol no está muy extendido entre los más pequeños, a pesar de que la protección de los ojos es tan importante como la de la piel. Unas buenas gafas de sol homologadas y adaptadas a la cara del niño son fundamentales en la playa.

No. 4 Precauciones a tomar con los niños y el mar. La regla básica que hay que respetar con los niños cuando se bañan en el mar, es la de no dejarlos nunca sin vigilancia, aunque sepan nadar. El uso de flotadores puede dar sensación de falsa seguridad, pero sigue existiendo riesgo de que se desprenda o se desinfle, o de que el mar arrastre al niño hacia su interior. Hay que tener cuidado también con los cambios bruscos de temperatura, por lo que conviene una aclimatación gradual, mojando la tripa, el pecho, las muñecas y la nuca del niño antes de entrar en el agua. Y es importante dejar transcurrir un tiempo prudencial entre la comida y el baño.

No. 5 Para jugar en la playa. En la arena pueden esconderse muchas sorpresas desagradables, como colillas, restos de basura, cristales u otros objetos que pueden resultar peligrosos. Por ello, conviene prestar atención a dónde se sientan los niños, procurando, si es posible, que lo hagan sobre una toalla. Llevar el bañador puesto es también una precaución que puede evitar infecciones. Como, a veces, el bañador húmedo resulta molesto, llevar una muda de recambio es una buena opción. Y, nuevamente, no hay que perder de vista a los niños cuando juegan en la arena. En playas muy concurridas es fácil que los niños se despisten y se pierdan. Un buen proceder es fijar con ellos qué hacer en este caso, como acudir a un punto convenido o acercarse al puesto de socorro .

No. 6 Prevenir la insolación y deshidratación. Una exposición directa y prolongada de un niño al sol puede ser causa de deshidratación y de insolación. Los niños cuentan con un sistema regulador interno todavía inmaduro y tienden a deshidratarse con facilidad. Por ello, hay que ofrecerles líquido con frecuencia e invitarlos a descansar bajo la sombra, manteniéndolos frescos si el calor aprieta. (vía Suite101)