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3 razones para armonizar vinos y postres


Para el momento del cierre de una comida, el vino también puede ser protagonista y aquí te contamos por qué vale la pena que descubras estas armonías

Extiende el placer. Hay pocas cosas más anticlímax que venir del disfrute de unas burbujas o un blanco como aperitivo o con la entrada, comer el principal con un buen tinto y que llegue el momento del postre y las opciones sean agua o café y en el mejor de los casos un destilado que más bien debería ser el punto final de ese menú. En cambio, explorar opciones de vino con el postre prolonga el disfrute del menú sin apresurar el fin de la comida.

Matiza el postre. La intensidad de un postre de chocolate oscuro, la textura crujiente de una base de hojaldre de una milhojas, el ácido del curd de un pie de limón, por solo mencionar algunos elementos recurrentes en los postres, pueden ser perfectamente matizados con los sabores aromas y texturas de diversos vinos con lo que el postre mismo toma otra dimensión.

Es un reto exquisito. Desde las opciones más obvias como los vinos de cosecha tardía o los fortificados a la versatilidad de los vinos espumosos y las exploraciones más curiosas con vinos tranquilos blancos, tintos y rosados, buscar armonías entre postres y vinos es un reto que todo entusiasta del vino va a disfrutar.

Recuerda que el próximo 10 de junio tenemos un taller de pavlovas y vino espumoso, son muy pocos cupos, aquí tienes toda la información.

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