De sabor memorable, esta pasta es una verdadera delicia de la que vale la pena conocer algunos secretos
Más que italiana, la carbonara es romana. Sus ingredientes son evidentemente romanos: la pasta rigatoni (que es un clásico en otros platos romanos), el guanciale que todas las familias mantenían colgado en la chimenea, ahumando así suavemente la carne; y el pecorino que se impuso a los demás quesos utilizados en el pasado para esta receta,
Su origen tiene un curioso aporte estadounidense. En su libro La Carbonara perfecta, Eleonora Cozzella entrevista a los nietos de los posaderos que, a finales de los años 40, tras la Segunda Guerra Mundial, daban de comer a los soldados estadounidenses en el barrio de Trastevere, al otro lado del río Tíber, en Roma y los soldados pedían un «desayuno espagueti»: huevos y tocineta (que había que comprar en el mercado negro, tocino estadounidense y huevo en polvo británico)
y pasta.
La primera receta publicada tampoco es italiana. La primera receta de carbonara se publicó en EE.UU. en 1952. En Vittles and Vice: una guía de Chicago, la autora Patricia Bronté incluyó el restaurante italiano Armando’s -propiedad de los chefs Pietro Lencioni y Armando Lorenzini- entre sus lugares favoritos y añadió la receta de su plato estrella, la carbonara.
La primera receta publicada en Italia no la reconocerías. Fue en agosto de 1954 en la revista La Cucina Italiana y lleva perejil e incluso gruyere como queso. (con información de BBC Mundo)