En esta oportunidad pensamos en tres blancos para disfrutar con la reina de la mesa navideña venezolana
Chardonnay. Con paso por madera es la opción más obvia y la madera podría ser en la fermentación o la crianza pero las leves notas de vainilla y algo de ahumado sería muy deseable. De esas armonías que sorprenden a quien solo piensa en términos de tinto.
Torrontés. Es particularmente interesante cómo combina sobre todo con los aromas: los perfumes florales del torrontés se encuentran con esas notas de la hoja de plátano y del maíz de la hallaca recién servida. En cuanto al sabor, el volumen en boca del torrontés puede tranquilamente acompañar el reto del guiso.
Blancos aromáticos. En particular, sobre todo si la hallaca no tiene carne de res, nos ha ido bien con un riesling sobre todo cuando no es totalmente seco. Es un riesgo pero controlado.
Pinot grigio. Si se consigue uno que en lugar de notas ácidas marcadas tenga acidez de frutas tropicales y detalles especiados puede ser una combinación diferente y fascinante.