
A veces opacados por sus vecinos españoles, los vinos portugueses han venido ganando entusiastas y aquí te contamos por qué es un buen momento para que los disfrutes
Panorama amplio. Con el esfuerzo de distribuidores, críticos y consumidores más curiosos, junto a los vinos que tradicionalmente se conocían como los de Madeira, Porto y Vinho Verde, hay la posibilidad de descubrir vinos de las Azores, Douro, Dao, Lisboa y Barraida por mencionar algunas regiones. Cada una ha demoestrado tener una personalidad y señas de terroir muy específicas e identificables.
Variedades autóctonas. Alicante Buschet, Antao vaz, Baga, Bical, Moscatel de Setubal, Castelao y estrellas ascendentes como la touriga nacional son parte del menú de las más de 250 variedades nativas que son capaces de sorprender incluso al entusiasta del vino más informado.
Longevidad de algunos vinos. Los fortificados de Madeira y Oporto, el moscatel de Setubal y los vinos de costa de Colares son capaces de mejorar por décadas y luego mantenerse en un estado estupendo incluso por un siglo.
Continuidad de tradiciones ancestrales. Mientras en algunos países hay un proceso de redescubrimiento de técnicas como los cortes de campo o uso de diversas variedades mezcladas en un mismo viñedo o el empleo de tinajas de arcilla para la fermentación, ha tenido en Portugal una continuidad en algunas regiones como parte de su legado vinícola. (con información de pix.wine )