Para muchos un placer culposo, para otros un secreto desconocido pero lo cierto es que los almidones forman parte importante de nuestro recetario de dulces criollos y desde Almibarte nos cuentan sobre sus sabores y su historia
De textura blanda, con forma cilíndrica o rectangular así son los llamados “Aliados o Templones”. Siendo uno de los dulces mas nutritivos dentro del repertorio de dulcería criolla, aportan grandes niveles de colágeno al cuerpo cuando nos decantamos por este postre criollo que data de finales del siglo XVIII, donde en la región andina y posteriormente en los llanos venezolanos se comienza su elaboración en las cercanías de las trapicheras donde se elaboraban las icónicas hasta hoy día las panelas de papelón.
El papelón un pilar fundamental para el nacimiento y presencia en muchas técnicas para la elaboración de distintas granjerías criollas, es el ingrediente clave en esta mezcla tan peculiar. Esta última combinada con el cartílago de res obtenido luego de llevar a cocción en fogones la pata de res, obteniendo así un cristal gelatinoso; el cual es el principal elemento para dar vida a tan delicioso manjar.
Ahora bien, ¿de dónde proviene su nombre?
Luego de obtener el cristal rico en colágeno, se colocaba nuevamente al fogón y se mezclaba con el almíbar de papelón y con especias. De allí se pasaba a una rama de árbol y/o clavo para proceder a estirar y devolver, templando la mezcla por horas si fuese necesario hasta obtener la consistencia lo mas parecido a un malvavisco. Posteriormente se estiraba en mesones con almidón de maíz y se procedía a cortarlos para servirlos. De esta técnica es que se rinde honor con el nombre de “templones” o también malvaviscos criollos.
Aun cuando en la vecina localidad del país colombiano podemos coincidir con muchas variaciones de nuestros dulces típicos; pasando la frontera encontraremos uno de mismas similitudes con el nombre de “gelatina negra”.