Como siempre hemos defendido la gastronomía es una de las formas más directas de conectar con el placer por lo que te proponemos estos propósitos para 2018

Mantén una actitud de agradecimiento frente a los alimentos. Más allá de la lamentable coyuntura venezolana, basta revisar algunas páginas internacionales para entender que comer es en sí mismo un privilegio y que nuestra actitud hacia el hecho de disponer de alimentos debe ser necesariamente de agradecimiento que comience por nosotros y se extienda a nuestra familia, vecinos y amigos.

Encuentra formas de compartir. ¿Sabes una manera de sustituir ingredientes por alguno más económico en una receta tradicional? Comparte tu dato en tus redes sociales. ¿Tienes talento natural para cocinar? Acércate a alguna de as organizaciones o grupos que han surgido durante los dos ultimos años para desarrollar jornadas de alimentación y ofrécete como voluntari@ (no recomendamos ninguno en específico porque hay varias iniciativas que son fácilmente localizables vía redes sociales y lo mejor es que elijas la que te dé confianza y te haga sentir cómod@). Igualmente esas organizaciones siempre están en busca de insumos de distinto tipo. Ábrete a la generosidad, a la solidaridad y nunca te inhibas de aportar porque que creas que tu aporte es poco: muchas veces de estos pequeños aportes es que nacen las grandes diferencias.

Ofrece un elogio gastronómico. Y mientras menos elaborada sea la preparación y quien la realizó, mejor. Puede ser esa señora que hace dulcería criolla, o el joven barista que se esfuerza en el arte latte que te va a servir como si lo estuvieran evaluando en la academia, el panadero de tu urbanización o el artesano que te vendió una confitura o postre, pero cuando lo sientas, ofrece ese elogio gastronómico que es una forma de estímulo que casi con seguridad será agradecida y de ser posible hazlo de forma directa pero también comparte tu entusiasmo a través de tus redes sociales y potencia tu gesto.

Haz una receta a pie de a letra. Uno siempre se siente tentado a hacer algún pequeño cambio en esa receta que nos parece apetitosa así que algo bastante divertido es elegir una receta de un libro o revista y obligarnos a hacerla exactamente como se nos dice en ella. Siempre hay algo de liberador en abandonar a resistencia y la necesidad de control y simplemente dejarnos llevar.