Tras haber llegado hace pocos meses a Venezuela de la mano de Alimport, con su línea reserva (sauvignon blanc, merlot, cabernet sauvignon y carmenere) y su corte Quatro, los vinos de MontGras de Chile han comenzado a seducir los paladares venezolanos y aquí te contamos por qué no debes dejar de probarlos
No. 1 Terroirs. La viña se encuentra ubicada en el Valle de Colchagua que se ha convertido en uno de los terroir más importantes de Chile con suelos y condiciones climáticas ideales para el cultivo de la vid. Pero, además, MontGras posee viñedos en el Valle de Leyda, muy cerca del océano Pacífico de donde proviene la uva para hacer su brillante sauvignon blanc, mineral y cremoso. De igual forma posee, en el Alto Maipo, un fundo que data de mediados del siglo XIX surte parte de la fruta que afina el cabernet sauvignon reserva por lo que mezcla la base de Colchagua con la sofisticación de Maipo.
No. 2 Quatro. Este corte de 50% cabernet sauvignon, 20% syrah, 20% carménère y 10% malbec es una de esas botellas que invitan al hedonismo. La columna vertebral de cabernet sauvignon gana destellos especiados con las otras tres variedades y una complejidad inusual que si bien se puede analizar con cada trago puede ser también disfrutada sin mayores complicaciones. Un tinto moderno, curioso y diferente que bien vale la pena conocer y compartir con amigos amantes el vino.
No. 3 Carménère. Recién identificada esta variedad en Chile, MontGras fue una de las viñas que apostó fuerte por ella y la creación de vinos que la aprovecharan. ¿Cuál es el pecado habitual de los carménère? Que son «verdes», no encuentran cómo alejar un regusto que opaca sus agradables notas de tierra mojada y especias. Y aquí es donde el reserva carménère de MontGras brilla: es un vino con un desarrollo en boca magnífico, que comienza goloso y termina firme, que sabe desplegar la fruta roja y las especias, y que nos recuerda que aunque seguramente los mejores carménère están por venir, ya se pueden degustar ejemplos deliciosos.
No. 4 Uso de la madera. En la línea reserva, MontGras lleva sólo el 70% del vino a una mezcla de madera americana y francesa, de la cual el 25% es nueva, mientras que conserva el otro 30% en depósitos de acero. ¿El resultado? Un brillo frutal que se agradece y que es fundamental para algunas variedades como la cabernet sauvignon. Éste es del tipo de detalles que muestra cómo el enólogo Santiago Margozzini ha armado un delicado rompecabezas para crear vinos que aprovechan al máximo el terroir y la bodega.