Más allá de afrodisíacos y recetas sensuales, aquí tienes una guía básica para disfrutar del placer erótico y gastronómico en una exquisita combinación
No. 1 Abre los sentidos. El sexo y la comida nos involucran de una forma totalmente visceral, son dos de esas actividades misteriosas a las que uno se entrega con la cabeza, pero sobre todo con el cuerpo. Sin sexo no hay vida, y sin comida tampoco.
Ambas están relacionadas con el sentido del tacto dentro de la boca, el hecho de sentir y apreciar texturas, sabores y temperaturas con la lengua o los labios. Son dos cosas primitivas para el ser humano, relacionadas con su salud y su cultura.
No. 2 Disfruta la sensualidad de los productos y de sus preparaciones. Los productos con formas sugerentes: higos, ostras, espárragos o lechosas (papayas), y cosas que se puedan comer con las manos tienen en sí mismo un contenido erótico. Pero también amasar con las manos, sobre la mesa de madera de nuestra cocina, pasta fresca, pan o lo que sea. Incluso rellenar el pavo de acción de gracias son actos que podrían invitar fácilmente al sexo por los movimientos y el ceremonial de su ejecución.
No. 3 La hidratación es clave. La hidratación es fundamental, ya que los fluidos seminales y vaginales son en su mayor agua, por tanto, cuánto más hidrato se esté, más diluido y menos agresivo será el sabor. El jugo de tomate es el elemento más recomendable en este caso, porque es agua, betacaroteno, azúcares y colorante. (con información de Ideal)
Y de una alimentación cuidada sabrá nuestro cuerpo de mejor manera. Si tomamos una dieta rica en fibra, vegetales y frutas, evitando las grasas saturadas, nuestras partes íntimas obtendrán un olor y sabor fresco. Convirtiéndose en ese oscuro objeto de deseo. Si por el contrario nuestra dieta no es rica y variada, los olores se pueden convertir en ácidos y fuertes. La ingesta de líquido es fundamental y el agua hace milagros
Carla Mila
http://www.carlamila.es