Hace algunos meses te contábamos nuestras 6 razones básicas para tomar vinos rosados pero con estas tres adicionales estamos seguros de que no te podrás resistir a ver la vida en rosa
No.1 Porque cada vez hay mejores rosados. Hoy la tendencia más actual en rosados es tomarlos en serio, desde el viñedo, manejando las parras para que den uvas más frescas. Los niveles de azúcar también han bajado, promoviendo la idea de rosados más secos y refrescantes, donde los sabores frutales se sienten nítidos. Atrás parecen quedar los días en que este estilo era más bien un residuo de otros vinos tintos, producto de los jugos que no se utilizaban en los malbec o cabernet más encumbrados del catálogo de las bodegas. También parecen quedar atrás esos rosados dulzones, que más bien parecían jugos en polvo que líquidos hechos de uvas.
No. 2 Porque son un deleite a la vista. Lo más palpable a simple vista es el color de los rosados. Si antes lo que se bebía tenía intensos colores casi de tinto, hoy se estilan tonos más ligeros, a “piel de cebolla”, imitando a los rosados del sur de Francia, donde se encuentran algunos de los mejores ejemplos del estilo.
No. 3 Porque son versátiles y placenteros. Más allá de estas nuevas tendencias, está el hecho de que el rosado es una excelente forma de entrar al vino, de aprender a apreciarlo. Con menos cuerpo, con más frescor, versátil con muchas comidas, y con el plus de que parece ser menos serio que el resto de los vinos, el consumidor novato se puede aproximar a él sin problemas, sin prejuicios. Los rosados se beben, y nada más. Nadie necesita un doctorado para disfrutarlos. Y eso es cierto en los rosados, pero también es cierto en todos los vinos. Más que un ejercicio intelectual, el beberlos es un acto de placer. Los bebes para pasarlo bien. Y en eso, los rosados son una excelente puerta de entrada. (vía El Tiempo, original de Patricio Tapia)
[…] son algunos de los momentos en los que el descorche de vino rosado, tranquilo o espumoso, es la mejor […]