Diego Miranda de Bodegas Santa Ana comenta las virtudes del torrontés de Mendoza que lo hace tan apetecible como su famoso par de Cafayate.
No. 1 Aromas florales, pero no tanto. El torrontés mendocino no tiene ese exceso de aromas de flores que algunas personas encuentran algo agotador, sin duda alguna está ese componente pero mucho más matizado y aparecen las notas de frutas tropicales.

No. 2 Acidez. Tiene una acidez marcada pero no es agresivo en boca. Además, tiene un buen cuerpo que le permite acompañar pescados, algunos quesos y otras comidas de sabores no tan intensos.

No. 3 Complejidad. Si de algo presumimos de este blanco de nuestra línea joven es que tiene una cierta complejidad no muy común en un torrontés, suficiente para hacerlo interesante pero que no necesariamente obliga a combinarlo con comida