Reconocida por su carácter predominante clásico y conservador, el vino de Burdeos avanza por el siglo XXI mostrando cambios verdaderamente interesantes que todo amante del vino debe conocer
Cultivos orgánicos y biodinámicos. Aunque muchos productores tenían una alta resistencia a dejar atrás los tratamientos químicos para suelos y plagas dado el clima de Burdeos que hace a sus plantas especialmente vulnerables, el cambio a cultivo orgánico y biodinámico ha comenzado y parece irreversible. Igualmente se trabajan conceptos de biodiversidad para no dedicar las propiedades sólo al cultivo de la vid y se tiene una mayor conciencia del impacto negativo de los químicos no solo en la expresión del terroir de las plantas sino también en los agricultores. La certificación Haute Valeur Environnementale y su amplia adopción es ejemplo de estos cambios en la región.
Lucha contra el cambio climático. Las cosechas muy cálidas en Burdeos (como 2018 y 2019) han distorsionado sus vinos sobre todo al ofrecer un elevado grado alcohólico. Las estrategias para combatir estos efectos comienzan con la cosecha temprana pero sobre todo se ha movido al uso de maduración más tardía (por ejemplo, en algunas partes se ha sustituido merlot por cabernet franc). Las autoridades francesas también han autorizado el cultivo de más variedades a las originalmente permitidas y la marselan en los vinos blancos ha sido una de las grandes protagonistas.
Cambios en el estilo de los vinos. Ahora los productores de Sauternes, el vino dulce por antonomasia, han comenzado a elaborar vinos blancos secos. Además, en algunas propiedades se ha comenzado a experimentar al cambiar las barricas por ánforas de arcilla: la idea es conseguir el desarrollo por oxidación sin incorporar las notas que aporta la madera. ( con información de Decanter)