Te contamos los que consideramos esos detalles que hacen de este dulce típico de Navidad una de las estrellas de la mesa de las fiestas
No. 1 Larga maceración. Las frutas, preferiblemente no confitadas y predominantemente frutos secos, necesitan de una larga maceración en brandy o algún vino fortificado para poder aportar ese sabor típico de esta torta. Hay personas que llegan a tener un año o más sus frutas en esta preparación y el impacto que tiene en el aroma, el sabor y la textura es notable.
No. 2 Proporción frutas/ harina. La torta negra no puede ser un ponqué con frutas aisladas ni tampoco una masa de frutas con un mínimo de harina, es su delicado balance en el que ambos componentes hacen contrapeso que la convierten en un dulce sofisticado. Lamentablemente por temas de costos algunas personas han optado por darle mayor peso a la masa pero este factor la diferencia de la torta negra tradicional.
No. 3 Carácter especiado. A veces es difícil distinguirlas por separado, del clavo de olor al anís a la canela de la que incluso se incorporan ramas en la decoración pero si hay algo que hace destacar a la torta negra navideña venezolana es esa maraña de aromas de especias que en un primer momento nos parecen exóticos pero luego hacen eco en los registros de muchas recetas tradicionales y nos entregamos a ese placer. De hecho, en más de una ocasión en catas de whisky frente a ejemplares de vívida impresión aromática más de una vez hemos escuchado: «¡huele a torta negra!». ¡Y es cierto!