Nuestra colaboradora Gabriela Agudo Adriani, del blog Tevefilia nos cuenta del placer casi pecaminoso de ver televisión a la carta sin límite alguno y por qué debes disfrutarlo sin culpas
Tengo tres placeres favoritos en el mundo: viajar, comer y ver televisión. Afortunadamente, y para contradecir a muchos que lo verían con malos ojos, el tercero es el que me ha procurado mi supervivencia. Durante los últimos años me han pagado por ello. Por investigar, devorar, analizar y filtrar horas de miles de programas de televisión producidos en todo el mundo.
En una época en la que la preocupación por la salud y la actividad física parece estar en todos lados -hasta llegar a ser intrusiva- se dice que la combinación de esos dos últimos placeres de mi lista es peligrosa, porque comer y ver televisión al mismo tiempo, aseguran algunas investigaciones, conduce a las personas al sedentarismo y la obesidad, en consecuencia. Sin embargo, hay una tendencia, que gracias a la tecnología, los combina pero sólo en la semántica, el binge-watching.
To binge, es en rigor, darse un atracón de algo. En la industria de la televisión, se aplica al hecho de devorar uno tras otro varios episodios de una serie de televisión, costumbre que se ha hecho cada vez más popular gracias a los servicios que permiten ver TV a demanda del consumidor: los DVR (grabadores de contenido), el Home Video (series en DVD o Blue Ray), o los servicios de TV en streaming (Netflix, Amazon Prime, VIVOplay, ClaroVideo, Movistar Series, entre otros).
En español han traducido esta práctica como ‘maratonear’, que curiosamente, pudiera sonar mucho más consecuente con todo eso de la vida saludable que el significado literal del termino anglosajón.
La televisión a antojo de cada quien es el presente del entretenimiento, por varias razones:
No. 1. El televidente no depende del horario de un canal, así que no se pierde lo que le gusta si sus horarios no coinciden con el del menú del día.
No. 2. No tiene que esperar una semana o más para ver el siguiente capítulo (especialmente útil cuando es una serie de suspenso).
No. 3. Se prescinde de los cortes publicitarios.
No. 4. Se puede ver donde usted quiera, siempre, por supuesto, que cuente con un dispositivo móvil con conexión a Internet. En el baño, la cama, un espacio público, la oficina o inclusive, mientras come o cocina.
5. Otra posibilidad maravillosa es la de tener alcance contenidos que ya ningún canal de TV exhibe. Grandes clásicos y series de culto, por ejemplo.
En resumen, se trata de reinvertir el tiempo que las personas antes usaban en vagar por los canales buscando algo que les gustara (el zapping), yendo directamente a aquello que saben que disfrutan. Por eso, precisamente, es que algunos entendidos dicen que estas nuevas posibilidades no solamente le están restando suscriptores a los canales tradicionales y a los servicios de cable, sino también a otras actividades que solían hacer las personas en su tiempo de ocio.
Me confieso una evangelizadora de lo que yo llamo las nuevas formas de ver televisión y también, una defensora del derecho al binge-watching. No permito que nadie me diga que he tenido demasiado de algo que me gusta, sobre todo si eso tiene que ver con mis tres placeres favoritos de la vida.
Ustedes y yo, asiduos lectores de este blog, tenemos en común el gusto por la buena comida. En adelante, me encantaría darles mis sugerencias para degustar, en forma de atracones o no, lo mejor de la televisión a la carta.
Enjoy!
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