
Nos despertamos con la triste noticia de la despedida de este gran narrador venezolano y aquí te contamos por qué vale la pena regresar siempre a su obra
La premonitoria crítica de El mago de la cara de vidrio a la pantalla. Su novela más emblemática, El mago de la cara de vidrio, fue en su momento una crítica mordaz a la influencia de la televisión y cómo ésta moldeaba nuestra percepción de la realidad. Hoy, su vigencia es aún más asombrosa. En una era dominada por múltiples pantallas – smart TVs, teléfonos, tablets – que constantemente nos bombardean con información y ficciones, la obra de Liendo nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con estas «ventanas» omnipresentes y cómo pueden desdibujar la línea entre lo real y lo virtual. Un recordatorio de la importancia de la experiencia auténtica frente a la pasividad digital.
Absurdo a la venezolana. Liendo tenía la habilidad única de tejer narrativas que, aunque a menudo rayaban en el absurdo y la fantasía, eran un espejo contundente y realista de la cultura venezolana y sus particularidades. Su estilo, salpicado de palabras y refranes criollos, hacía que sus historias se sintieran vibrantes y cercanas.
Otredad e identidad humana. Uno de sus temas recurrentes era la exploración de la «otredad» y la presencia del doble, el ser uno y múltiple, el ser el otro. A través de personajes que buscan su identidad en mundos complejos, como en «Mascarada», Liendo nos invitaba a reflexionar sobre la autenticidad, la alienación y las múltiples facetas de la psique humana.
Humor sutil y una crítica al social sin excesos militantes. Aunque sus obras no siempre tuvieron un propósito testimonial explícito, Liendo se valía del humor y la ironía para realizar una crítica perspicaz del contexto social y político. Su capacidad para mezclar el humor con la política y la poesía era parte de su arsenal narrativo.
Vigencia. A lo largo de cinco décadas, Eduardo Liendo construyó un «corpus consistente», caracterizado por su durabilidad, estabilidad y solidez literaria. Obras como «Si yo fuera Pedro Infante» conectaron con el imaginario colectivo a través de la nostalgia y la ficción, consolidando su lugar como una de las figuras más representativas de la literatura contemporánea en el país. Su deseo de que sus libros existieran «de verdad» y tuvieran lectores «de verdad» se cumplió con creces. Era un gusto leerlo o escucharlo hablar sobre narrativa como tuvimos la oportunidad de hacerlo en una entrevista en Esnobgourmet radio en 2017.