Ya te contamos tres cosas que pueden arruinar tu versión de este interesante coctel y aquí completamos esta lista para que lo disfrutes al máximo
Agregar jugo o zumo de limón. Con una piel de limón o lima que exprimas ligeramente sobre el trago y la dejes caer en la copa tendrás el perfume y aporte cítrico suficientes para tu gin tonic. Realmente agregar jugo o zumo lo que hará es desequilibrar las proporciones y opacar muchas veces los matices del gin que utilizas, sobre todo cuando es uno de perfil marcado como el London No. 1 o Marconi 47.
Usar demasiados ingredientes. En cierto que alguna especia como las propias bayas de enebro, en algunos casos ramas de canela o productos como el pepino para agregar frescura pero primero hay que recordar que en ningún caso es indispensable y que, sobre todo, si decides hacerlo, debes tomar en cuenta que ya el gin tiene un conjunto de elementos en su maceración y la adición de esta diversidad de sabores va a desvirtuar los sabores propios de éste.
Utilizar mal el hielo. El hielo es el mejor amigo del gin tonic y la copa debe tener suficiente. Lo ideal es que una vez que sirves el hielo haces girar la copa para enfriarla e inmediatamente, con la ayuda de una cuchara, la inclinas para desechar el agua que puede quedar del hielo que comience a derretirse. Luego es el momento del gin y la tónica… ¡y del disfrute!